La criminología, como disciplina científica, se enfoca en el estudio del comportamiento delictivo, sus causas y consecuencias. Sin embargo, la criminología también debe tener en cuenta la dimensión humana de la delincuencia y los efectos que tiene en la sociedad.
Por lo tanto, la criminología debe estar impregnada de un humanismo que la lleve a considerar a la persona del delincuente no sólo como un objeto de estudio, sino como un ser humano con necesidades y derechos. La criminología humanista se preocupa por entender la complejidad del comportamiento humano y cómo los factores culturales, sociales y psicológicos pueden influir en la conducta delictiva.
La ciencia y la técnica también son fundamentales en la criminología, ya que permiten la recolección de datos y la realización de análisis rigurosos y objetivos. La ciencia y la técnica proporcionan herramientas para la prevención y el control del delito, y también permiten el desarrollo de políticas públicas y programas de intervención basados en la evidencia empírica.
Sin embargo, la ciencia y la técnica por sí solas no son suficientes para entender completamente la complejidad de la delincuencia y sus efectos en la sociedad. Es necesario que la criminología tenga una perspectiva humanista, que considere a los delincuentes como seres humanos con necesidades y derechos, y que busque soluciones efectivas y justas para prevenir y controlar el delito.
En conclusión, la criminología debe ser una disciplina que combine la ciencia y la técnica con el humanismo, considerando a los delincuentes como seres humanos con necesidades y derechos, y buscando soluciones efectivas y justas para prevenir y controlar la delincuencia.
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